Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió los dos peces entre todos.
Marcos 6:41
Una de las costumbres en las mesas de los cristianos que se van perdiendo paulatinamente es la oración de bendición por los alimentos. Las razones pueden ser varias, como por ejemplo el olvido, el apuro o la vergüenza misma de bendecir los alimentos delante de los incrédulos.
Algo que debemos tener en cuenta sobre este tipo de prácticas es que si Jesús o los apóstoles lo hacían es porque en realidad es importante.
En la alimentación de los 5.000, Jesús levanto sus ojos al cielo y bendijo los alimentos para consumirlos después. Si Jesús lo hizo entonces es importante… ¿pero por qué?
Una explicación un poco más detallada nos da el apóstol Pablo:
4 Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; 5 porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.
1 Timoteo 4:4-5
Primero que nada, Dios creó los alimentos y está lógico que los alimentos son aquellos alimentos normales dentro de los parámetros sensatos que no afecten la naturaleza y nuestra salud, como en caso de algunos que se arriesgan comiendo pez globo, murciélagos y ciertos tipos de animales exóticos, que por naturaleza pueden ser perjudiciales.
Acción de gracias es muy importante, ya que al agradecer estamos reconociendo que Dios provee todos los alimentos en la nuestra mesa. Dios es el proveedor de todo nuestro sustento y cada vez que agradecemos por ello estamos glorificando a Dios.
Pero, por último, este texto dice que por la palabra de Dios y la oración es santificado. El antónimo de santificado es contaminado, de manera que entendemos que por la oración y la Palabra de Dios los alimentos son limpios.
Aunque no conozco datos científicos sobre la eficacia de la oración sobre la descontaminación de alimentos, entendemos por la Palabra de Dios que eso es realmente así.
Si nos ponemos a investigar en nuestro entorno, nos daremos cuenta que los cristianos nos enfermamos menos veces que los que no los son. Entiendo que cualquiera pueda refutar este párrafo por falta de pruebas, pero tampoco va a poder demostrar lo contrario.
En todo caso, te invito a que hagas tus averiguaciones y lo más probable es que te sorprendas. Mientras, hay que seguir dando gracias por los alimentos, sencillamente por obediencia y siguiendo los ejemplos del Señor.